
A veces la vida basta con un hilo. Con el hilo, puedes limpiar la suciedad entre los dientes, o se puede confeccionar un abrigo que permita salir al exterior y ver la luz a mi amiga de Siberia. Un hilo puede ilustrar la delgada línea entre el bien y el mal, lo moral y lo amoral, la inteligencia y la estupidez o la humildad y la prepotencia. Una línea difícil de abarcar, que cada individuo teje según su forma de ver o de pensar y que le separa así del resto. Continue reading
Advertisements